En la transición energética, no todos los países serán ganadores, y España no puede permitirse estar entre los que pierden. Esta es una oportunidad histórica, pero también un reto estratégico con la capacidad de reconfigurar las relaciones de poder europeas y globales.
Minerales críticos y el mito de la autosuficiencia energética
Nuestras economías son incesantemente demandantes de energía, y en la búsqueda de la sostenibilidad, las energías renovables aspiran a reducir la dependencia de los hidrocarburos. Sin embargo, el mito de la autosuficiencia energética colisiona con una realidad incómoda: todos los estados dependen de cadenas globales de suministro, materiales críticos, tecnologías clave y flujos comerciales estratégicos.
Acepte esta realidad: mientras España y Europa reducen su dependencia de los hidrocarburos, se crean nuevas vulnerabilidades. Los minerales raros como el litio, el cobalto o las tierras raras, esenciales para baterías, turbinas eólicas y paneles solares, están controlados por países como China, Australia y la República Democrática del Congo. Además, los semi-conductores, piedra angular de cualquier tecnología energética, dependen casi exclusivamente de la producción en Taiwán, Corea del Sur y Estados Unidos.
España y la UE deben abordar esta dependencia estratégica desde un enfoque integral hacia una transición que exige políticas claras y alianzas internacionales que garanticen el acceso a estos recursos críticos.
España: cooperación y competición en la transición energética
España tiene una posición única para actuar como puente entre Europa y regiones periféricas clave como el Norte de África e Hispano América, ambas con gran potencial para la producción de energías renovables. Sin embargo, este papel no debe limitarse a la cooperación. En el marco europeo, España debe competir con países como Alemania y Francia, que ya han firmado acuerdos directos con países del Norte de África que evitan la intermediación española.
La geopolítica nos muestra que la transición energética no elimina la competición por recursos, mercados e inversiones, incluso entre aliados. En un mundo de recursos finitos, España debe reforzar su posición como productor estratégico de renovables y líder en la construcción de infraestructuras clave. Esto no solo requiere proyectos como el corredor H2Med son claves para posicionar a España como jugador estratégico en esta transición. Este gasoducto de hidrógeno verde, H2, conectará la Península Ibérica con Europa central, diversificando así las rutas de suministro energético, reforzando el rol de España como líder en la distribución de energías limpias dentro del bloque.
En definitiva, H2Med posiciona a España como actor relevante en la lucha contra la dependencia energética de terceros países, elemento clave parar aportar competitividad y estabilidad económica al continente, sino también una visión clara que incluya atraer inversiones, fortalecer la industria nacional de tecnologías limpias y participar activamente en la gobernanza de las cadenas de suministro globales.
Transición energética: poder, no utopía
La transición energética no es una utopía de autosuficiencia, sino un elemento sumergido en el delicado equilibrio entre cooperación e interdependencia.
En las democracias occidentales, inmersas en ciclos políticos cortos de 4 o 5 años, los objetivos partidistas a menudo chocan con las necesidades de Estado, mientras competimos con países como China, donde los mandatos vitalicios permiten ejecutar estrategias con décadas de alcance. Para avanzar, los gobiernos tienen la responsabilidad de educar a sus sociedades sobre la realidad del mundo en el que vivimos: un planeta que exige sostenibilidad y una España que debe ser altamente competitiva para garantizar empleo y progreso.
Retrasar el progreso por la incapacidad de alcanzar consensos en cuestiones de bien común no solo frena la evolución necesaria, sino que impide formar ciudadanos informados y preparados para tomar decisiones estratégicas que impulsen a la nación hacia un liderazgo sólido. Y liderar no es una cuestión de ego o prestigio: es la clave para garantizar empleo, inversión y estabilidad económica en un mundo donde la competitividad define quién prospera y quién queda atrás.
La transición energética no es solo un cambio de paradigma; es una batalla estratégica que España debe librar con inteligencia y determinación. El momento de actuar es ahora: liderar o quedar atrapada en las decisiones de otros.
José Parejo es presidente del Comité de Seguridad Marítima del Foro Internacional de Compañías de Energía. Miembro del National Committee on American Foreign Policy. Fundador y CEO de Jose Parejo&Associates.
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