El próximo 6 de mayo la Comisión Europea va a hacer público su renovado RePowerEU, el plan para ganar independencia energética con el objetivo de desengancharse del gas ruso, incluido el GNL.
Pero no sólo se quedará la cosa ahí. Según ha podido saber El Periódico de la Energía, Bruselas quiere también dejar de comprar el uranio enriquecido procedente de Rusia, el principal combustible que utilizan la mayoría de las centrales nucleares europeas.
Tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia, los países de la UE han acelerado su transición hacia proveedores alternativos en el sector del combustible nuclear. Para 2024, todos los compradores de combustible nuclear ruso de la UE ya habían firmado contratos con proveedores alternativos, y algunos, como Bulgaria y Finlandia, han comenzado a cargar combustible alternativo. Por lo tanto, no se prevén nuevos picos en las compras de combustible nuclear ruso.
Una de cada cinco pastillitas de uranio
Antes del conflicto, Rusia suministraba aproximadamente el 20% del uranio utilizado en las centrales nucleares de la UE, y su empresa estatal Rosatom controlaba alrededor del 43% de la capacidad mundial de enriquecimiento de uranio. Esta dependencia era especialmente significativa en países con reactores de diseño soviético, como Bulgaria, Finlandia, Hungría, Eslovaquia y la República Checa.
En 2024, las importaciones de uranio enriquecido desde Rusia a la UE disminuyeron notablemente. Según datos de Bellona, durante los primeros diez meses del año, se importaron menos de 100 toneladas, una reducción significativa respecto a las 250 toneladas de 2023 y las 430-480 toneladas de años anteriores. Francia fue el principal importador, con aproximadamente 30 toneladas destinadas directamente al país y hasta 70 toneladas procesadas en la planta de Lingen, Alemania, propiedad de la francesa Framatome.
En el caso de España, en 2023 se recibieron tres cargamentos de uranio enriquecido de origen ruso. No obstante, la empresa estatal ENUSA ha estado buscando diversificar sus fuentes de suministro para garantizar el funcionamiento continuo de las centrales nucleares españolas.
Fabricantes europeos
Para disminuir la dependencia del uranio ruso, empresas como la francesa Orano y la británico-holandesa Urenco están invirtiendo en la expansión de sus capacidades de enriquecimiento. Orano, por ejemplo, planea invertir 1.700 millones de euros en la ampliación de su planta de enriquecimiento en Francia, con el objetivo de comenzar la producción en 2028.
Además, según Bellona, se espera que para 2030 las importaciones de combustible nuclear desde Rusia a la UE se reduzcan en al menos un 60% respecto a los niveles de 2022, situándose por debajo de las 100 toneladas anuales.
Ahora sólo queda esperar el nuevo objetivo por parte de la Comisión Europea, ¿querrá quitárselo del todo?
Carlos
24/04/2025