Europa reclama más interconexiones eléctricas con España para beneficiarse de sus renovables

Europa está intensificando su llamado a la modernización de las infraestructuras energéticas del Viejo Continente, con un enfoque particular en las interconexiones eléctricas. Entre estas interconexiones, destaca la importancia y necesidad de ampliar y reforzar la interconexión entre España y los demás veintiséis estados miembros. Este objetivo se enmarca en la ambiciosa estrategia que persigue el Ten Years Network Development Plan, un proyecto de visión a largo plazo diseñado para transformar el sistema eléctrico europeo a través de la mejora de la transmisión y el almacenamiento de energía.

El plan, que se presenta como una hoja de ruta integral para el futuro del sistema energético en Europa, se apoya en un conjunto de documentos que detallan tanto las oportunidades como los desafíos del sector. Entre estos se destacan el informe sobre las brechas de infraestructuras, que identifica las áreas críticas y las potenciales mejoras hasta el año 2050, y el estudio de coste-beneficio que evalúa 178 proyectos de transmisión y 33 de almacenamiento. Este análisis ha demostrado que cada euro invertido en la modernización de la red eléctrica puede generar más de dos euros en ahorros sistémicos para el 2040, un hallazgo que subraya la rentabilidad económica de estas inversiones.

Carácter medioambiental

La modernización de la red eléctrica no solo tiene una dimensión económica, sino que adquiere también un marcado carácter medioambiental. Al ampliar y optimizar las interconexiones, se logra reducir la dependencia de fuentes de energía intensivas en carbono y se disminuye la vulnerabilidad ante la dependencia externa. España, con su elevado potencial en energías renovables, se convierte en un pilar estratégico para abastecer a Europa de energía limpia y competitiva, lo que a su vez contribuirá a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y a consolidar una matriz energética más sostenible.

ENTSO-e señala que, a pesar de los avances en la planificación y ejecución de proyectos, los desarrollos actuales no serán suficientes para alcanzar los objetivos planteados en la estrategia europea. La falta de rapidez en la implementación y la necesidad de ampliar el número de proyectos han quedado claras en los análisis recientes. En este sentido, la coordinación entre los países miembros se presenta como un elemento crucial para lograr la integración y el despliegue de nuevas infraestructuras a gran velocidad, asegurando así que el sistema eléctrico sea robusto y resiliente frente a los desafíos futuros.

Problemas con Francia

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de los operadores de sistemas (TSO) europeos por mejorar la integración eléctrica de la Península Ibérica con el resto del continente, Francia mantiene una postura reticente a ampliar las interconexiones más allá del proyecto del cable submarino del Golfo de Vizcaya.

Según un informe de la Comisión de Regulación de la Energía (CRE) francesa, los análisis de costo-beneficio no justifican nuevas interconexiones debido a la congestión en la red francesa, la necesidad de refuerzos significativos y cuestiones de aceptabilidad local.

La negativa francesa ha llevado a la exclusión de dos proyectos transpirenaicos, a través de Navarra y Aragón, del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) de España, generando incertidumbre en el sector eléctrico español y afectando especialmente a la generación fotovoltaica.