Hay margen de mejora, con 19.000 cargadores ultrarrápidos más los eléctricos acabarían de despegar

Con el paso del tiempo el vehículo eléctrico ha ido rompiendo barreras que, hace años, se creían inexpugnables. Autonomía, precio, tiempos de recarga y variedad de carrocerías han sido algunas de las que afectan directamente a los modelos. Sin embargo, sigue habiendo una variable ajena a los propios fabricantes que sigue avanzando a un ritmo que, en muchos casos, bloquea la expansión de los mismos. Sí, hablamos de la infraestructura de carga.

Hoy por hoy en nuestro país hay casi 40.000 puntos de carga públicos activos ya que durante el pasado año esta es la cifra que se alcanzó. Una red de recarga que tiene que abastecer a más de 420.000 vehículos cero emisiones, resultando ser de momento escasa para conseguir un equilibrio perfecto entre vehículos y cargadores. Tanto es así que según estudio elaborado por Payment Innovation Hub y Afi en colaboración con CaixaBank, Visa y Arval, hoy por hoy debería haber activos otros 19.300 puntos de carga ultrarrápida para que su servicio fuera equiparable a los automóviles que se suministran de combustible a través de las gasolineras.

Mientras que la investigación revela que la distribución de estos puntos es homogénea entre municipios de diferente tamaño, con una media de 0,80 puntos por cada 1.000 habitantes, la red de infraestructuras todavía tiene “un margen de mejora en la adopción del vehículo eléctrico” en cuanto su número, en palabras de la CEO del Payment Innovation Hub, Silvana Churruca.

Sencillez en el pago

La reciente normativa AFIR (Reglamento sobre Infraestructura para los Combustibles Alternativos) establece un marco regulador común en Europa para impulsar la movilidad eléctrica. Entre sus medidas clave, exige una mayor dotación de puntos de recarga ultrarrápida, es decir, mayores a 150 kWen la Red Transeuropea de Transportes, además de la mejora de la accesibilidad en los pagos, con la instalación de lectores de tarjetas en cargadores rápidos (de más de 50 kW) y la opción de recarga sin necesidad de registro o firma de contrato.

Pues bien, España ya alcanza los objetivos de la regulación  para 2030 en más de un 50% de la red TEN-T en España y conseguiría la meta establecida si aplicase otras 200 medidas adicionales. Ahora bien, el informe resalta que para que el usuario sienta el mismo grado de confort que cuando va a una gasolinera pero a la hora de recargar un coche eléctrico es vital que se despliegue una infraestructura orientada a fomentar un ecosistema más eficiente, accesible y sostenible.

En este sentido, la normativa actual exige que los puntos de recarga instalados desde el pasado mes de abril de 2024 dispongan de un lector de tarjetas. Hecho que en España solo se ha logrado en un 9,1% de los casos desde octubre de 2024 y sólo el 4,6% están equipados con un lector de tarjetas sin contacto, según MITECO. Esta circunstancia dificulta el pago y responde a las necesidades actuales de los consumidores, donde un estudio de Visa muestra que el 80% de los usuarios cree que se debería poder pagar con tarjeta.

Recomendaciones para una mejor expansión

Del mismo modo, el estudio detalla diferentes recomendaciones para acelerar la movilidad eléctrica en nuestro país ya que por primera vez, se ofrece un análisis detallado de las normativas implementadas en los países europeos líderes en la adopción de vehículos eléctricos, con el objetivo de inspirar el desarrollo del mercado español. En cuanto a las puntos más destacados que se ponen sobre la mesa estarían:

• Ampliar la red de recarga ultrarrápida en los principales corredores viarios para garantizar una adecuada cobertura en viajes de larga distancia.
• Buscar oportunidades para agilizar y armonizar el proceso de instalación de nuevos puntos.
• Favorecer la interoperabilidad de la red, ofreciendo una experiencia sin fricciones a los usuarios, y permitiendo maximizar el uso de los puntos de recarga al abrirse a todos los actores del mercado.
• Adoptar soluciones de pago contactless en toda la infraestructura aprovechando el impulso del Reglamento AFIR para equipararse a la mayoría de los pagos minoristas, garantizando rapidez, seguridad y accesibilidad para una mejor experiencia de usuario.
• Garantizar el esquema de incentivos y ayudas para impulsar la electromovilidad y poder acompañar adecuadamente las necesidades del mercado.

Países como Portugal, Países Bajos y Dinamarca han desarrollado modelos de interoperabilidad y despliegue de infraestructura que pueden servir de referencia para España. De hecho, Portugal ha logrado un gran avance en movilidad eléctrica, pasando de 50.000 a 200.000 vehículos eléctricos en cuatro años con una cuota de matriculación de VE de más del 30%, gracias a un sistema de pago interoperable y un amplio esquema de ayudas fiscales.

España tiene una gran oportunidad para avanzar en la movilidad eléctrica mediante la mejora de su infraestructura de recarga. Con estrategias adecuadas, innovación y regulación efectiva, el país puede acelerar la electrificación del transporte, hacer más accesible la carga de vehículos eléctricos y fortalecer su liderazgo en sostenibilidad. Apostar por más puntos de recarga ultrarrápidos en los principales corredores viarios y una mejor experiencia de usuario será clave para una transición energética rápida y efectiva.