"Es muy probable que superemos el grado y medio de calentamiento", aseguró en una entrevista con EFE el jefe del IPCC, Jim Skea, quien matizó que el umbral de seguridad que según la comunidad científica no debería rebasarse se podrá superar de manera temporal o no, "en función de la ambición de las medidas que planteen los países".
Así lo señaló Skea en la COP29, la cumbre del clima de la ONU que se celebra estos días en Bakú, y donde cerca de 200 países negocian la manera de hacer frente al calentamiento y cuánto dinero aportar a la transición ecológica y adaptación en países más vulnerables al cambio climático.
Los firmantes del Acuerdo de París están llamados además a presentar sus planes climáticos antes de febrero de 2025, en los que deberán reflejar sus nuevos objetivos de reducción de emisiones de gases invernadero, algo que de momento han hecho oficialmente Brasil y Emiratos Árabes Unidos, mientras que el Reino Unido y Suiza han avanzado sus intenciones.
Skea, doctor en energía, fue hasta el año pasado profesor en el Imperial College de Londres y perteneció al grupo de trabajo sobre mitigación (medidas para frenar el calentamiento global) del Intergubenamental de Especialistas en Cambio Climático de la ONU (IPCC, por sus siglas en inglés).
Los expertos del IPCC
En julio de 2023 fue nombrado jefe del IPCC, que reúne a expertos climáticos de todo el mundo para recoger y analizar la literatura científica que existe sobre el estado de la crisis climática, lo que implica y cómo atajar el problema.
"Cuando hablamos de limitar el calentamiento a 1,5 ºC, tenemos una visión a muy largo plazo y por eso se llama ‘objetivo de temperatura a largo plazo’ en el Acuerdo de París a estar por debajo de 1,5 ºC (de calentamiento) en el año 2100 sin haber superado nunca 1,5 en más de una décima de grado", explicó el escocés desde su oficina en la cumbre, con vistas al estadio olímpico donde la capital azerí aloja el encuentro.
"Eso aún es posible, pero es muy probable que, al menos temporalmente, superemos el grado y medio", agregó.
Calentamiento de 1,5 ºC
En las cumbres del clima, desde la firma del Acuerdo de París,** se habla de este número mágico, 1,5 ºC, como referencia al máximo de calentamiento que el mundo se puede permitir asumir, un aumento de temperatura que ya acarrea consecuencias dramáticas como el aumento en la virulencia y frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos (inundaciones, sequías, olas de calor....), el mayor riesgo de propagación de enfermedades tropicales o la pérdida de biodiversidad.
En este punto, el planeta ya es 1,3 ºC más cálido que en el periodo de 1850-1900, y los estudios revisados por el IPCC estiman que para contener el calentamiento las emisiones globales de gases invernadero –derivadas, sobre todo, de la extracción y consumo de combustibles fósiles o de la deforestación que provoca la agricultura industrial– deberán reducirse en un 43 % para 2030 respecto a los niveles de 2019.
Puntos de inflexión "a la vuelta de la esquina"
De no lograr la meta de París, no sólo las consecuencias para la salud y el bienestar de las personas serán más severas, sino que podrán desatarse más "puntos de no retorno" o "puntos de inflexión" ('tipping points', en inglés), que activarían cambios irreversibles en el sistema climático global.
"En el último ciclo, el IPCC ha llegado a algunas conclusiones sobre determinados puntos de inflexión que se ha sugerido que podrían estar a la vuelta de la esquina", advirtió Skea.
Por ejemplo, los científicos concluyeron que la Corriente del Golfo, la circulación en el Atlántico Norte, se debilitaría en el siglo XXI.
"No pensamos que se vaya a paralizar completamente, pero tampoco lo descartamos por completo", precisó Skea.
En junio de este año, algunos medios españoles dieron la voz de alarma sobre el posible colapso de la AMOC, la corriente atlántica de la que forma parte a su vez la Corriente del Golfo, tras una publicación en la red social X de un científico alemán, quién después aclaró la confusión.
Skea zanjó la cuestión: "No creemos que sea probable que el AMOC colapse durante el próximo siglo". De hacerlo, eso sí, lo esperable sería una bajada drástica de las temperaturas.
"Si ocurriera, provocaría cambios significativos en Europa; especialmente en el lado que da al Atlántico las temperaturas serían mucho más bajas de lo que serían de otro modo a pesar del hecho de que tuviéramos un calentamiento global", dijo.
Deja tu comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios