La Comisión Europea (CE) ha dado luz verde a que Francia conceda 3.000 millones de euros en ayudas públicas para proyectos de descarbonización de su industria y a que Alemania financie con más de 3.000 millones la producción de combustibles renovables, en ambos casos con el fin de reducir las emisiones contaminantes.
Se trata de decisiones separadas, pero que tienen en común que contribuirán a lograr los objetivos del Pacto Verde, la hoja de ruta climática de la Unión Europea, según explicó el Ejecutivo comunitario en sendos comunicados.
Por un lado, Bruselas aprobó 3.000 millones de euros en ayudas estatales con las que Francia apoyará en los próximos 15 años a las empresas que estén sujetas al Sistema de Comercio de Emisiones europeo (ETS, en inglés) y que quieran reducir las emisiones de sus procesos de producción.
Compañías de sectores como el químico, siderúrgico, de la construcción o agroalimentario que busquen reducir la huella de carbono de instalaciones ya existentes por debajo de los umbrales de referencia del ETS podrán participar en el concurso público, que tendrá en cuenta el objetivo de reducción y la ayuda solicitada así como el carácter innovador para elegir a los beneficiarios.
Reducir las emisiones
Las subvenciones se entregarán anualmente en función de la reducción de emisiones que se haya conseguido y cubrirán los costes adicionales asociados a implementar procesos más respetuosos con el medio ambiente que los convencionales.
París calcula que la medida permitirá evitar la emisión de 60 millones de toneladas de CO2 en 15 años.
Tras analizar la propuesta, el departamento de Competencia que dirige la española Teresa Ribera ha confirmado que el esquema está diseñado para asegurar una reducción de las emisiones contaminantes, y no solo su desplazamiento de un sector a otro, y ha concluido que es una medida "necesaria y apropiada" para apoyar la descarbonización.
Asimismo, cree que tendrá un "efecto incentivo" puesto que los beneficiarios no invertirían en la misma medida sin el apoyo público y considera que tendrá un "impacto limitado" sobre la competencia dentro de la UE, por lo que ha dado luz verde a Francia.
Por otro lado, Bruselas ha autorizado una ayuda de 3.000 millones de euros, de los cuales Alemania pondrá 2.700 millones y Países Bajos 300 millones, para la producción de combustibles renovables de origen no biológico, incluido el hidrógeno renovable, lo que contribuirá tanto a la transición ecológica de la UE como a reducir su dependencia de los combustibles fósiles rusos, según la Comisión.
El esquema se basará en una doble subasta en 2025 a la que concurrirán, por un lado, productores de este tipo de combustibles, en su mayoría de países extracomunitarios, y por otro compradores alemanes y holandeses de los mismos.
Las empresas que ofrezcan el precio de venta más bajo y el precio de compra más alto serán elegidas para vender o producir combustibles bajo este esquema y las ayudas estatales se usarán para cubrir la brecha de financiación entre ambos precios.
"En línea con el futuro Pacto de Industria Limpia, este esquema germano-neerlandés de 3.000 millones ayudará a abordar la creciente demanda de combustibles renovables en la UE apoyando su desarrollo en todo el mundo", dijo Ribera sobre un proyecto que aspira a evitar 5,73 millones de toneladas en emisiones.
La Comisión Europea dio además su visto bueno a una ayuda directa alemana de 350 millones a la empresa Concrete Chemicals para uno de los primeros proyectos de la UE de producción de combustibles sintéticos para aviación, considerados renovables.
En ambos casos, Bruselas las ha aprobado tras concluir que son necesarias, apropiadas y proporcionadas al objetivo que persiguen, que tendrán un "efecto incentivo" para promover estas inversiones, y que generarán "efectos positivos que compensan cualquier posible efecto negativo en términos de distorsión de la competencia".
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