Las grandes energéticas españolas encaran inversiones millonarias para hacer frente a los desafíos de la transición energética en un momento de incertidumbre global tras la llegada al poder del presidente estadounidense, Donald Trump.
El contexto es claro, la transición energética ha puesto sobre la mesa la necesidad de aumentar la electrificación, el incremento del uso de energías renovables o el desarrollo de moléculas verdes, como el hidrógeno, y sus infraestructuras.
A esto se suma el incierto escenario internacional, donde la invasión de Ucrania puso en el foco la dependencia de Europa del gas ruso y la necesidad de una autonomía energética que sirva de escudo en caso de turbulencias, junto con la reciente elección de Trump en EEUU que añade dudas a la ecuación.
El ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico actualizó el pasado ejercicio el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) -que prevé, entre otros objetivos, que las renovables generen el 81% de la electricidad- donde estima una inversión de 308.000 millones de euros para conseguir estas metas.
Massimo Maoret, profesor de IESE Business School, explica en declaraciones a EFE que el PNIEC es "una hoja de ruta", más que un objetivo en sí mismo, que marca hacia donde hay que dirigirse en esta transición, para la que es necesaria la coordinación entre los actores involucrados.
Maoret señala también que España se sitúa en un "buen lugar" en este camino desde el punto de vista competitivo, por la posibilidad de generar electricidad barata gracias a las renovables.
Las grandes energéticas
En este escenario, las grandes energéticas españolas realizaron en 2024 importantes inversiones, en línea con sus planes estratégicos marcados por la transición hacia la energía limpia.
Iberdrola, en la presentación de resultados de 2024 a finales de febrero, apuntó que sus inversiones brutas en 2024 ascendieron a casi 17.000 millones de euros en ese ejercicio, un 50% más que un año antes.
En concreto, según su informe anual, las inversiones brutas orgánicas alcanzaron 11.946 millones de euros, un 5 % más que en 2023, a los que se sumaron, las inorgánicas relativas a las operaciones de Electricity North West (ENW) y de compra de los minoritarios de Avangrid, que fueron de 5.115 millones de euros.
Moeve, antigua Cepsa, comunicó en la presentación de resultados que sus inversiones contables (orgánicas e inorgánicas) aumentaron un 77% en 2024 respecto al año anterior, hasta alcanzar los 1.293 millones, el 43% de esta cifra fueron inversiones sostenibles, frente al 29% en 2023.
Por su parte, Repsol realizó unas inversiones netas en 2024 de 5.700 millones, en línea con la actualización estratégica 2024-2027, que comparadas con los 6.167 millones de un año antes supusieron un 7,5 % menos.
En el caso de Endesa, las inversiones brutas de la compañía ascendieron en 2024 a 2.057 millones de euros, un 16,5% menos que en 2023.
Según recoge el informe anual de Naturgy, las inversiones de crecimiento de la energética en 2024 ascendieron a 1.405 millones de euros, un 26% menos que el año anterior; mientras que las de mantenimiento fueron de 875 millones, un 3,7% más que el año anterior.
En este desembolso de inversiones han tenido también un papel relevante los operadores del sistema, conocidos como TSO, las siglas en inglés de gestor de red de transporte.
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