Bioenergía

Las grandes petroleras apuestan por los biocombustibles con más de 40 proyectos previstos para finales de la década

Según la investigación de Rystad Energy, BP, Chevron, Shell, TotalEnergies, ExxonMobil y Eni han anunciado un total de 43 proyectos de biocombustibles

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Ante la creciente presión para descarbonizarse y abandonar los combustibles fósiles tradicionales, las principales compañías petroleras y gasísticas del mundo están aumentando sus inversiones en el sector de los biocombustibles. Grandes empresas como BP, Chevron, Shell, TotalEnergies, ExxonMobil y Eni están incorporando los biocombustibles a sus estrategias más amplias de transición energética, reconociendo la creciente demanda mundial de fuentes de combustible sostenibles.

La producción de biocombustibles ha crecido un 37,6% de 2022 a 2023, pero depende de la importación
El HVO, el biocombustible más usado en transporte por carretera, cuadruplicó sus ventas de 2022 a 2023, según ECODES.

Según la investigación de Rystad Energy, estas seis grandes petroleras han anunciado un total de 43 proyectos de biocombustibles que o bien ya están operativos o bien se prevé que se pongan en marcha antes de 2030. Aunque las inversiones abarcan varios productos de biocombustibles, como el biodiésel y el etanol, la atención se centra claramente en el aceite vegetal tratado con hidrógeno (HVO) y el combustible de aviación sostenible (SAF), que se espera que representen casi el 90% de la producción de biocombustibles prevista.

Capacidad de producción

El análisis de la ejecución de estas inversiones, que podrían añadir una capacidad de producción combinada de 286.000 barriles diarios (bpd), revela que 31 proyectos son proyectos totalmente nuevos. Seis son de coprocesamiento (integración de materias primas biológicas en refinerías de petróleo crudo ya existentes para producir una mezcla de materias primas) y otros seis son transformaciones completas de refinerías en instalaciones dedicadas exclusivamente a la producción de biocarburantes.

El coprocesamiento destaca como una opción rentable que permite a las empresas aprovechar la infraestructura existente y reducir la inversión inicial, lo que la convierte en una opción atractiva para las grandes petroleras que entran en el mercado de los biocombustibles.

“Las grandes petroleras están acelerando sus inversiones en biocombustibles como el HVO y el SAF, reconociendo su potencial como combustibles drop-in de bajo carbono que pueden integrarse rápidamente en los sistemas de combustible existentes para la aviación, el transporte pesado y la marina. A medida que avanza la transición energética, estos biocombustibles ofrecen una solución práctica y a corto plazo para reducir las emisiones sin requerir cambios significativos en la infraestructura actual. Con la creciente presión reguladora para adoptar SAF, como la iniciativa europea ReFuel EU y la ampliación de los mandatos en Asia-Pacífico, los biocombustibles han pasado de ser una opción potencial a convertirse en un componente esencial de las estrategias de descarbonización”, dice Lars Klesse, analista de Investigación sobre Bioenergía de Rystad Energy.

Los 43 proyectos de biocombustibles anunciados por las grandes petroleras señalan la prometedora evolución del sector. El proyecto Geismar de Chevron, la mayor de las 31 iniciativas, producirá 22.000 bpd de biocombustible, lo que supondrá un importante aumento de la capacidad mundial. Además, la refinería El Segundo de Chevron, la mayor en capacidad de coprocesamiento, convirtió el año pasado una unidad de hidrotratamiento de gasóleo en una instalación renovable de 10.000 bpd.

El proyecto Kwinana de BP, la mayor conversión de refinería anunciada, también está preparado para aumentar significativamente la producción de combustibles sostenibles. Para 2030, se espera que este proyecto produzca 50.000 bpd de HVO y SAF, un cambio de juego que podría ser fundamental para satisfacer la creciente demanda de biocombustibles en un futuro próximo.

Liderazgo de BP

Entre las principales empresas, BP es la que cuenta con la mayor capacidad de producción anunciada, con 130.000 bpd de etanol y HVO/SAF, lo que la sitúa a la vanguardia mundial de la bioenergía. Otras grandes petroleras, como Chevron, Eni, Shell, TotalEnergies y ExxonMobil, también están dando pasos importantes, sobre todo en el sector de los biocombustibles avanzados, aunque muchos de estos proyectos están aún en fase de desarrollo.

BP y Chevron ocupan posiciones significativas en capacidad operativa. La adquisición por BP de Bunge Bioenergia, uno de los principales productores brasileños de biocombustibles, ha aumentado sustancialmente su capacidad de producción hasta aproximadamente 66.000 bpd. La adquisición ha permitido a BP superar su hito de 2025 de 50.000 bpd y posiciona a la compañía para alcanzar su objetivo de biocombustible de 100.000 bpd en 2030.

Además, la compra de Renewable Energy Group por parte de Chevron y la capacidad operativa de 22.000 bpd de biocombustibles avanzados de Eni, impulsada tanto por proyectos de coprocesamiento como de conversión, consolidan aún más sus posiciones en el mercado en expansión de los biocombustibles.

TotalEnergies también ha trazado objetivos agresivos en materia de biocombustibles, con el objetivo de utilizar biomasa residual para el 75% de su producción de biocombustibles a finales de 2024. Para lograrlo, la empresa francesa integrada de energía y petróleo planea dar prioridad a los desechos y residuos de la industria alimentaria, como aceites usados y grasas animales, para evitar conflictos por el uso de la tierra. Mientras tanto, ExxonMobil se prepara para iniciar el año que viene la producción de biocarburantes en su refinería de Strathcona, con una capacidad inicial de 20.000 bpd. La empresa también tiene previsto poner en marcha otros 12 proyectos de biocombustibles para alcanzar su objetivo de 200.000 bpd en 2030.

A medida que las grandes petroleras se orientan hacia una energía con menos carbono, se observa una clara tendencia hacia los biocombustibles avanzados, en particular el HVO y el SAF, y las empresas aumentan su producción para satisfacer la creciente demanda de los sectores de la aviación y el transporte pesado. A pesar de algunos retrasos en los proyectos, los biocombustibles están experimentando un aumento significativo de la inversión y la innovación a medida que se acercan los objetivos de descarbonización para 2030 y crece el mercado de alternativas a los combustibles fósiles.

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