El gobierno alemán está preocupado por las refinerías de petróleo del país, que enfrentan la crisis más grave en décadas debido al aumento del coste de las emisiones, las importaciones baratas de combustible, la baja demanda y la falta de inversión, según informa el diario económico Handelsblatt.
Algunas empresas quieren deshacerse de sus refinerías o de sus participaciones, pero la falta de compradores potenciales implica que ya no se puede descartar el cierre de algunas plantas, según el artículo.
Funcionarios anónimos declararon al diario que el gobierno sigue los acontecimientos con creciente preocupación, añadiendo que "todas las opciones están sobre la mesa" para resolver la crisis. Alemania sigue siendo el mayor centro de refinación de Europa, procesando más de 106 millones de toneladas de crudo al año, según el artículo. Las doce refinerías del país pertenecen en su mayoría a grandes petroleras como Shell, BP, Total Energies y Eni.
El Ministerio de Economía afirmó que las refinerías son un componente indispensable para el mantenimiento de las cadenas de valor industriales, tanto por razones de resiliencia como por la limitada capacidad de transporte para la importación de productos de refinería por barco o ferrocarril.
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