Repsol y Bunge han dado un paso más en su alianza y han ampliado la cartera de materias primas de baja intensidad de carbono para la producción de biocombustibles en Europa, incorporando nuevos cultivos intermedios.
En concreto, utilizarán cultivos oleaginosos como la camelina y el cártamo como materia prima para producir aceite vegetal hidrotratado (HVO), un sustituto directo totalmente compatible del diésel convencional, o combustible de aviación sostenible (SAF) para la descarbonización del transporte aéreo.
En un comunicado, el grupo agroalimentario estadounidense destacó que esto supone "un avance significativo en la innovación de materias primas para la producción de combustibles renovables en Europa".
Los nuevos cultivos intermedios amplían la disponibilidad de materias primas con baja intensidad de carbono para producir combustibles renovables, con reducciones de emisiones de hasta un 90% en comparación con el diésel convencional.
Repsol utilizará tecnología avanzada en sus activos industriales para convertir estos aceites en combustibles renovables, abriendo así una nueva vía para el desarrollo de combustibles renovables en España.
Los biocombustibles para Bunge y Repsol
Hace un año, el grupo dirigido por Josu Jon Imaz y Bunge sellaron una alianza para operar juntos en el negocio de los biocarburantes. Con ese acuerdo, Repsol adquiría el 40% de tres instalaciones industriales que forman parte de Bunge Ibérica por un importe total de 300 millones de dólares (276,5 millones de euros) y hasta 40 millones de dólares (36,9 millones de euros) adicionales en pagos contingentes.
El acuerdo incluía tres plantas operadas por Bunge dedicadas a la producción de aceites y biocombustibles en Bilbao, Barcelona y Cartagena, cercanas a complejos industriales de Repsol.
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